La primera oficina
En otro rapto de ingenuidad y mientras la economía Argentina se caía a pedazos en su habitual ciclo decenal, alquiló una oficina en el monono barrio de Olivos, cerca del río y un poco demasiado cerca de las vías del tren. La oficina comenzó ligeramente despojada, aunque prefería denominarla minimalista. Con el tiempo se realizaron mejoras y ampliaciones. A pesar de esos intentos, el problema de base era que la oficina había quedado chica1 y no tenía horizonte de crecimiento2.
Luego de unos cuantos años en ese entrañado lugar, Manas se mudó a la actual oficina, donde hoy por hoy ejercemos nuestro derecho a optar por bloquear la luz con cortinas y disfrutamos de la altura del cielorraso jugando a Angry Birds en el mundo físico. Pero todo esto ya es historia reciente.
1 Los techos eran muy bajos
2 No había ventanas